porque las voces buscan alimento entre la voluntad
de los días y la sonrisa congelada de la muerte
en algún lado, tal vez no cercana pero posible. yo
ví caer plomo caliente sobre una tierra despojada, pla-
gada de incertidumbre. y luego el silencio, la mudez
con su tersura inevitable.
***
y una lluvia que cae con furia, con una vitalidad
desorbitada. son los vientos desaforados de mi pensamien-
to, atosigados por la rebeldía más feroz. yo quise noche
y la dije, la nombré. después no digas que no. que no
pido lo que quiero. que no dije amor. que no lo nombré.
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