Sunday, February 11, 2007

Desierto

Uñas dormidas tocan la
cara de la desesperación. Sus
finos cabellos como verde-secas
algas enredadas. Los ojos carco-
midos por conversaciones de fantas-
mas. La luna derrama su resplan-
dor incontenible, purísima leche
de los recuerdos... Pero las estrellas
contemplan todo sin decir nada.
Sólo descorren el velo del silencio.
Telón de sombras inhóspitas.
Todo es un páramo, un desierto
reseco de soledad.
Mis voces son entonces las voces del
reconocimiento. Me llaman como si
quisieran recordarme.
El amor es una sensación tibia
de un tiempo olvidado. Un triste
cartel abandonado. El viento es
voraz e intrépido. Se lleva las
cosas que quedan por ahí. Las
arrastra a su pesar.
Mis brazos caen pesados como peces
enormes y sin vida.
... Pero de a poco viene la música, no
está todo terminado. Aparece la
lluvia en la mirada y su gran
alivio.
Es un amanecer sin desolación.

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